El Barcelona sufrió un desplome en Champions League en el Parque de los Príncipes. Fue el San Valentín más amargo, se encontró con un PSG voraz y dañino que hizo añicos el fútbol azulgrana, señala el diario online Marca.
El desplome fue rotundo, individual y colectivamente, física y tácticamente, incapaz de decir ni pío ante la tunda que le cayó encima en los distintos pasajes que tuvo el partido de París, muy bien diseñado por Emery, destaca El País.
La riqueza futbolística del PSG contrastó con la inercia del Barça. Los azulgrana han perdido el tiempo, embelesados con sus tres delanteros, como si nada malo les pudiera pasar en la vida, y menos en Europa. Di María, Draxler y Cavani jugaron con los sentimientos de un equipo, el de Luis Enrique, que acabó desolado y con un resultado que le deja con un pie fuera de la competición.
El campo se le hizo enorme sin balón a los de Luis Enrique. Infinito. Sergi Roberto fue una caricatura de lateral, André Gomes aumentó, y con razón, su colección de detractores y únicamente Ter Stegen se salvó de la debacle, dice Marca. Todo ello ante un PSG inmenso, agresivo, con un planteamiento de diez y una ambición sin límites.
El primer aviso del desastre llegó pronto, a los once minutos. Matuidi encontró un agujero en la banda derecha del Barça que jamás se cerraría. Se enfrentó a Ter Stegen pero el alemán sacó una mano milagrosa. A los 18 minutos, nada pudo hacer ante el libre directo de Di María. Y comenzó el recital.
Pudo apagar el fuego André Gomes tras una jugada de Neymar pero el portugués se ganó la condición de persona ‘non grata’ entre el barcelonismo y fue el que salió más chamuscado del incendio padecido en París. Avivó las llamas Draxler, que hizo siempre lo que quiso ante la impotente mirada de Sergi Roberto. El gol, eso sí, llegó por la banda de Alba tras una pérdida de Messi en mediocampo.
Los dos goles se antojaban hasta pocos por lo visto en un primer tiempo sin precedentes. El segundo, por desgracia para los de Luis Enrique, no fue mejor. Entre Rabiot y Matuidi se repartieron el mediocampo y convirtieron al Barça en un equipo pequeño, desesperado y anulado por completo.
Di María se recreó para anotar el tercero frente a la apatía de la defensa azulgrana. El cuarto fue ejemplo de un desajuste de proporciones catastróficas. Meunier, el lateral derecho, salió de un recorte ante Neymar en la presión del brasileño y se paseó por todo el campo hasta llegar a la frontal, allí filtró el pase para Cavani, que no faltó a su cita con el gol.