Los candidatos para la Asamblea están definidos y desde la perspectiva comunicacional es preciso señalar tres puntos clave a considerar: el primero tiene que ver con el reto que implica asumir estas candidaturas, el segundo ¿quiénes deberían conformar estos espacios? y el tercero ¿cuáles son los movimientos y partidos políticos que protagonizan las elecciones de 2017?
Respecto al primer punto es preciso señalar la necesidad de fortalecer la institucionalidad, las normas, las leyes; la Asamblea elegida en el 2017 deberá analizarlas para una mejor aplicación en la sociedad actual.
En relación al segundo punto es preciso enfatizar en la importancia de conocer a nuestros candidatos, quiénes son, de dónde provienen, cuál es su proyecto político y cómo piensan llevarlo a cabo. Actualmente estamos ante los mismos candidatos, muy pocos nuevos, de los cuales no conocemos cuál es su experiencia o su trayectoria, que de alguna manera nos permita, como electores, orientar nuestro voto, pero lamentablemente este no es un requisito. En la misma Constitución se señala que para ser candidato se debe ser mayor de 18 años, gozar de derechos, tener al menos dos años de residencia en el lugar donde va a ser candidato, entre otros temas; pero hay tres cuestiones fundamentales que no se enfatizan, y que desde la academia creemos oportuno incluir, y es lo relacionado al aspecto ético, la preparación académica y la experiencia.
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Las candidaturas, tal como se han presentado son válidas porque cumplen los requisitos exigidos, de ahí que está en el ciudadano desarrollar el criterio en base a cual entregará su voto: si es por alguien a quien conoce por ser un talento de pantalla, o es por alguien con cuyo proyecto político se identifica, así como con su capacidad de liderazgo y gestión. La clave de lograr un mejor gobierno es que promovamos la razón sobre la emoción; es decir que los ciudadanos busquen, investiguen y se informen sobre quiénes son sus candidatos y sus proyectos, y del mismo modo consideren los aspectos éticos, la preparación académica y la experiencia que acreditan.
En este proceso los medios cumplen un papel clave puesto que son los llamados a ser mediadores entre el poder y la sociedad y que deberían propiciar espacios que permitan al ciudadano conocer a su candidato, no solo a través de la propaganda, sino promoviendo los debates, por ejemplo, las entrevistas en profundidad, etc.
Así mismo, de la mano de la academia los medios podrían trabajar en procesos de educación a la ciudadanía sobre temáticas relacionadas a cómo debería elegirse a un candidato, qué condiciones o características debería tener una determinada persona para representar a los ciudadanos, etc.
El tercer punto tiene que ver con los movimientos y personajes políticos, en este caso la mayor parte de candidatos a la Asamblea Nacional ya son conocidos, han participado por algunas ocasiones en procesos electorales, excepto un porcentaje menor que es nuevo. Es decir hay un continuismo de los partidos políticos y la participación de las mismas personas que ya constaron en papeletas electorales anteriores. Este mínimo porcentaje nuevo que debería hacer la diferencia, son figuras públicas que poco conocen de política, por su puesto, existen excepciones.