Desde el domingo está en vigencia el acuerdo de la OPEP para bajar la producción del petróleo con el fin de equilibrar los precios en el mercado internacional. El acuerdo ha sido celebrado con bombos y platillos por los países dependientes de esos ingresos, en la región sobre todo por Venezuela y Ecuador.
Iraq deberá reducir su producción de 4,56 millones de barriles por día a 4,35 millones de barriles por día; los Emiratos Árabes Unidos de 3,01 a 2,87; Kuwait pasará de 2,83 a 2,70; Angola de 1,59 a 1,52; Algeria de 1,09 a 1,04; Catar de 650 mil barriles por día a 620 mil, y Ecuador de 550 mil a 530 mil barriles por día. Es decir, el país aparte de la caída de los precios del petróleo deberá producir menos crudo para cumplir un compromiso que difícilmente llevará a los precios del petróleo por arriba de los 100 dólares, el sueño del socialismo del siglo XXI.
Paralelamente, desde el domingo también está en vigencia un acuerdo comercial de Ecuador con la Unión Europea. Es una oportunidad que se abre para cientos de pequeñas y medianas empresas. Una oportunidad para la exportación no petrolera a un mercado de más de 500 millones de consumidores. ¿Ecuador sabrá aprovechar ese acceso? Es bastante difícil saberlo porque, como se ha reflexionado mucho desde La Conversación, el arancel cero no necesariamente significa una entrada libre al mercado común europeo. A pesar del Código Ingenios.