El Real Madrid supo sobreponerse a sus numerosas bajas para superar con claridad a un rival tan serio como el Sevilla de Jorge Sampaoli, según Marca. Pese a la ausencia de su famoso tridente sacó adelante con brillantez un encuentro que parecía destinado al sufrimiento.
Zidane apostó al fin por James y el colombiano recogió el pañuelo firmando un encuentro más que notable coronado con dos tantos. Su reconciliación con un Bernabéu que le despidió entre vítores. También brilló la defensa, con Nacho y Varane.
El Sevilla en cambio estuvo lejos de su mejor versión, aunque gran parte de la culpa la tuvo el extraordinario despliegue físico de un Madrid que presionó hasta el final.
Fue un partido de guante blanco, sin mayores complicaciones.
El Sevilla avisó primero con un peligroso disparo de Correa que se fue a saque de esquina, pero fue un espejismo, porque los de Zidane se fueron apropiando poco a poco del terreno de juego con una asfixiante presión que dio sus frutos a los 11 minutos, cuando Casemiro recuperó el esférico en ataque tras un comprometido pase de Mercado a N’Zonzi y James aprovechó para clavar su disparo junto a la cepa del palo derecho.
El tanto afianzó al Madrid en su idea de partido y poco después Modric estuvo cerca de firmar el golazo de la noche con una tijera que se perdió rozando el poste derecho. A estas alturas, los merengues estaban desatados y al Sevilla le costaba horrores dar tres pases seguidos.
De todos modos, hubo que esperar a la media hora para que se viese un segundo tanto de los locales. Éste llegó en un saque de esquina que vino precedido de una más que posible falta de Morata sobre Rami en un salto.
El segundo tanto de James. El colombiano empujó a Mariano y éste no pudo evitar hacer lo propio con Modric, que cayó al suelo reclamando una pena máxima tan inexistente como definitiva, porque el tres a cero fue una losa de la que el Sevilla no logró reponerse.