Era vox populi, pero todo quedaba en los pasillos. Ahora una de las mayores empresas de la región, una de las mayores constructoras del mundo, acaba de hacer su mapa de los sobornos con los que había alimentado una fama de ser exitosa y eficiente. Una imagen que ha acabado por ser ficticia. Y todo había empezado en una lavadora de autos de Brasil.
Odebrecht es una parte clave en el caso Lava Jato, una investigación sobre lavado de dinero que tiene en jaque a la clase política brasileña y ahora de casi toda América Latina, si se mira el mapa de su Unidad de Sobornos como llama el Departamento de Justicia de Estados Unidos al grupo de la empresa que se encargaba de arreglar la firma de contratos de obra pública a su favor. El presidente de la constructora, Marcelo Odebrecht, ahora ha hecho una de las mayores delaciones en Estados Unidos que amenaza con arrastrar a funcionarios públicos de 12 países, incluido Ecuador.
La compañía ha aceptado pagar una multa de $3.500 millones en Brasil, Estados Unidos y Suiza tras la firma de acuerdo con el Ministerio Público Federal de Brasil, con el Departamento de Justicia de Estados Unidos y con la Procuraduría General de Suiza para resolución de la investigación sobre la participación de la empresa en la realización de actos ilícitos practicados en beneficio de las empresas pertenecientes al grupo económico. La cifra es la más alta jamás pagada en el mundo en acuerdos de ese tipo y es uno de los triunfos de la Operación Lava Jato.
¿Qué se viene ahora? Es una buena pregunta.