Los pésimos antecedentes en materia de Derechos Humanos sumados a los incumplimientos de la normativa del bloque han obligado a los socios del Mercosur a suspender a Venezuela como miembro pleno del bloque, al que se sumó el fallecido presidente Hugo Chávez en 2006, después de despreciar al bloque de la Comunidad Andina de Naciones por razones ideológicas. Eran tiempos en los que en el Mercosur reinaban los gobiernos del Socialismo del Siglo XXI, con Lula Da Silva, José Mujica y Néstor Kirchner como grandes aliados del chavismo.
Ese año por la CAN no había nadie ni cercano siquiera a Hugo Chávez, excepto Bolivia, que calificó como una traición el hecho de que Colombia y Perú decidieran firmar un Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, negociaciones de las que Ecuador se separó en el gobierno de Alfredo Palacio. En 2011, al cumplir los plazos obligados, Venezuela dejó la CAN y se adhirió plenamente al Mercosur.
El tiempo da vueltas, dice el refrán, y los exaliados se fueron a sus casas y, excepto Mujica, ahora andan envueltos en investigaciones sobre sendos casos de corrupción.
“Es un golpe de Estado al Mercosur y constituiría una agresión a Venezuela de dimensiones realmente muy graves. Se pretende hacer un golpe de Estado, de ejecutar esto estarían haciendo del Mercosur ilegal, nosotros nos mantenemos a la legalidad del sistema por lo tanto Venezuela no ha sido notificada, de darse esto estaríamos a una situación de hecho”, dijo la canciller Delcy Rodríguez.
Paradójico resulta que un gobierno como el de Nicolás Maduro, con lamentables antecedentes en materia de Derechos Humanos, que baila salsa mientras su pueblo se muere de hambre o tiene que ir a comprar medicinas y alimentos en Colombia, hable de Golpe de Estado cuando ni siquiera permite, en su propio país, activar un referéndum revocatorio establecido en la Constitución hecha por el mismo chavismo.