El compositor y músico canadiense Leonard Cohen murió este jueves 10 de octubre a la edad de 82 años, segùn la información de varios medios.
La información fue dada a conocer por Sony Music de Canadá, que confirmó la información en su página de Facebook.
Cohen había presentado recientemente el disco You Want it Darker, demostrando que su mente seguía en plena forma. Su cuerpo, castigado ya por la edad no ha podido mantener una de las voces más reconocidas del panorama internacional durante décadas.
En la presentación deYou Want it Darker, tras dejar que la concurrencia escuchara el álbum número 14 de su extensa carrera, aclaró que solo era una licencia un tanto melodramática propia de un artista. “Dije recientemente que estaba preparado para morir, pero creo que exageré”. En realidad, afirmó, “tengo la intención de vivir para siempre”, y despertó una nueva ovación.
En esa ocasión Cohen dejó claro, sin embargo, que el desgaste es solo físico. Su mente sigue siendo deslumbrante, meditando cada respuesta, lento como con su proceso creativo. “Siempre he sido lento componiendo canciones. Mi mente siempre ha estado abarrotada”.
“Nada en este disco tiene sentido”, dijo. “Todos tenemos un sistema mágico que empleamos para abrir los canales de la creatividad. Creo que cualquier cantautor, Bob Dylan y todos nosotros, escribe canciones de cualquier manera. Y si eres afortunado, puedes mantener el vehículo saludable y con capacidad de respuesta a lo largo de los años”.
Como era de suponer, se acordó su amigo y colega estadounidense, laureado con el Premio Nobel de Literatura por su trabajo musical y su capacidad de difundir poesía a las masas durante varias décadas. En la sala se respiraba la ansiedad por conocer su opinión al respecto, sabedores de que él, con sus constantes homenajes implícitos a Federico García Lorca, Walt Whitman o Henry Miller, bien podría haber optado al mismo galardón.
“El premio Nobel a [Bob] Dylan es como ponerle una medalla al Everest, a la montaña más alta”, indicó de forma voluntaria, sin esperar a la pregunta. Fue una forma generosa de quitarle hierro a la polémica surgida y de engrandecer, al mismo tiempo, la figura del cantautor de Minnesota.