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El momento electoral

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El tablero político está definido, pero no así las propuestas. La agenda radical de la oposición anticorreísta se va morigerando. Ya no todo es tan malo. En el lado de Dalo Bucaram y Ramiro Aguilar, por ejemplo, ya no es tan importante echar abajo la Ley de Comunicación, sino solo revisarla. Una presentadora de televisión ya no cree que los valientes están de lado del periodismo, sino del lado de los políticos, porque ahora es candidata a asambleísta. Hacer periodismo nunca ha sido cuestión de valientes, siempre ha sido una cuestión de sentido común.

La agenda de la Alianza por el Cambio está algo perdida también. Al igual que sus voceros. ¿Qué propone Wilma Andrade y qué Paco Moncayo? ¿Qué propone Pachakútik y que Jimmy Jairala?

En todo este mapa el único coherente hasta ahora parece ser Álvaro Noboa, quien después de tanto insistir en que era el único que iba subiendo en las encuestas ha decidido declinar su candidatura. Lo ha hecho después de anunciar con bombos y platillos que aceptaba la candidatura a la Presidencia, claro que lo ha hecho en el mundo de Twitter, donde todos son héroes y villanos al mismo tiempo.

Y en el lado del oficialismo ninguna novedad se espera en el frente. Solo la estrategia de crear un foco de atención y mantener a todos pendientes de una telenovela que no existe, con despliegue militar alrededor de Carondelet incluido. ¿Si es candidato? ¿No es candidato? ¿Cambia de binomio? ¿No cambia de binomio? Atención mediática gratuita, sin cargo a la cuenta de la campaña en el Consejo Nacional Electoral.

El tablero político está definido, pero todos juegan a que no. A que todo es incierto solo porque el oficialismo no ha inscrito su candidatura el lunes, cuando todo es tan cierto como que la Tri juega hoy y si no gana gris se pondrá el camino para ir al Mundial de Rusia 2018. Este es el momento electoral en el país.

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