La versión más dura del discurso antiinmigrantes de Donald Trump cayó como una profecía sobre Estados Unidos y, de paso, sobre México, a cuyo presidente había visitado el candidato solo unas horas antes. El candidato republicano a la Casa Blanca desgranó sus promesas con detalle: habrá un muro, logrará que México pague por él, echará a todos los indocumentados del país y les obligará a volver legalmente. Lo importante en política migratoria no es lo que conviene a los inmigrantes, resumió, sino lo que conviene a los ciudadanos norteamericanos. “México pagará el muro. Al 100%. Todavía no lo saben, pero pagarán por el muro“.
La campaña de Trump había prometido que el de este miércoles en Phoenix era el “gran discurso” sobre inmigración del candidato. La expectación no podía ser más alta, después de la insólita invitación por parte del presidente de México, Enrique Peña Nieto, a una reunión en la capital mexicana. Trump aterrizó por la mañana en Ciudad de México y después dieron una rueda de prensa conjunta.
Trump fue presentado como un líder que puede llevar su estilo sin peligro fuera de las fronteras, un líder que va a México y le dice las cosas a la cara al presidente de ese país. Esa es la conclusión del encuentro para Trump.
La rueda de prensa fue en realidad dos discursos paralelos en los que cada uno dio su visión de la inmigración, según diario El País. Al ser preguntado por el muro, Trump dijo que lo habían hablado, pero no quién lo pagaría. Peña Nieto le desmintió y aseguró: “Al inicio de la conversación con Donald Trump dejé claro que México no pagará por el muro”.
Cuatro horas después, ante un público entregado y muy sensible al tema de la inmigración como el del sur de Arizona, Trump empezó así su plan sobre inmigración:
– “¿Están preparados?”
– “¡Sí!”
Número uno: vamos a construir un muro. El público de Phoenix se volvió loco con este número de Trump. Será “impenetrable” y “maravilloso”, dijo. Después de una larga pausa dramática en la que se dejó envolver por los aplausos, añadió: “Y lo va a pagar México”. Y todavía quedaba una coletilla: “Aún no lo saben”. Esto último no estaba, como muchas otras salidas de guión, en el discurso escrito que fue enviado al terminar la alocución. “México colaborará con nosotros, así lo creo. Después de reunirme con su maravilloso, maravilloso presidente, estoy convencido de que quieren solucionar este problema”. (I)