El país se encuentra en una grave crisis económica y para salir de ella es necesario que el gobierno decida en forma oportuna y atinada, porque de no hacerlo el problema se agravará hasta situaciones insospechables. Oportuna significa ahora, porque mañana puede ser demasiado tarde; atinada, consiste en dar la vuelta en 180 grados a su política económica, reconocer la equivocación y facilitar el camino al próximo gobierno, sobre todo en lo relacionado con la política comercial, en la que han sobrado trabas a los empresarios.
Esto es particularmente importante, si se toma en cuenta que la economía ecuatoriana recibe desde 2015 los efectos de la difícil situación económica mundial, entre ellos la caída del precio del petróleo, la apreciación del dólar, el poco dinamismo de las economías de los Estados Unidos, la Unión Europea y Rusia; que los gobiernos de los países vecinos efectúan devaluaciones; y que, como Ecuador está dolarizado, sus autoridades no pueden utilizar todas las herramientas disponibles para los países que tienen moneda propia.
Uno de los elementos claves para encontrar algunos problemas que afectan al país es la balanza comercial, tomando en cuenta que la dolarización necesita disponer de una corriente creciente de divisas para mantenerse viva y trasladar tranquilidad a todos los ciudadanos, divisas que deben provenir de fuentes propias o muy convenientes, una de las cuales es la exportación de bienes, siendo otras la venta de servicios y la recepción de remesas.
Las cifras de la Balanza Comercial
La balanza comercial se la puede analizar considerando los flujos comerciales de bienes y servicios o solamente la corriente de bienes, pero en este caso, teniendo en cuenta exportaciones FOB e importaciones CIF, o los dos rubros en valores FOB.
En el texto se analizará la situación de la balanza comercial en términos FOB, lo que significa que no se tomará en cuenta, para las importaciones, los costos que representa el transporte desde los países de procedencia de las mercaderías hasta el Ecuador, ni los seguros.
En todo caso, para que el lector tenga una referencia: las importaciones CIF totales del año 2015 sumaron USD 21.518 millones y las importaciones FOB registraron USD 20.460 millones, con lo cual, la diferencia entre CIF y FOB es de USD 1.058 millones, que equivalen al 5,2 % sobre el FOB.
Al final se tomará en cuenta un elemento actualmente muy importante, que es la internación al país de productos, en unos casos autorizada y en otras no, que impacta fuertemente en las cifras reales del intercambio, que antes, para efecto de la Balanza de Pagos y de la balanza comercial, se consideraba muy marginalmente, pero que ahora suma varios cientos de millones de dólares.
Las exportaciones FOB sumaron USD 18.818 millones en el año 2008, se redujeron a USD 13.863 millones en el 2009 por la crisis financiera mundial y crecieron rápidamente desde el año 2010, para llegar en el mejor año (2014) a USD 25.724 millones. Las tasas anuales de crecimiento fueron espectaculares, principalmente la del año 2008, la mayor de todas, y las de los años 2010 y 2011, superiores al 26%.
Lamentablemente, en el año 2015, la exportación total cayó en USD 7.400 millones y la tasa de crecimiento anual se volvió negativa en casi 29%. Pero, el 2016 no augura nada mejor, porque en el primer semestre las exportaciones totales solamente sumaron USD 7.925 millones, cerca de USD 2.000 millones menos que en igual semestre de 2015.
Obviamente, lo sucedido es consecuencia básicamente de la caída del precio del petróleo, que en el año 2012 se llegó a vender, en promedio anual, a USD 98,14 el barril, en el 2015 se exportó a USD 41,88 promedio y en el 2016, hasta mayo, tuvo un precio promedio de solo USD 28,73.
Las exportaciones petroleras, que sumaron USD 11.721 millones en el año 2008, en el 2015 solo llegaron a USD 6.660 millones, habiendo tenido su cima en el 2013, con USD 14.017 millones.
Las exportaciones no petroleras, con excepción del año 2009, tuvieron crecimiento constante entre el 2008 y el 2015, elevándose desde USD 7.098 hasta USD 11.671 millones, pero sin cambiar de manera importante su estructura, pues siguieron dependiendo absolutamente de los productos tradicionales, varios de los cuales tuvieron demanda importante, como el camarón, el banano, el cacao y las flores.
Las importaciones FOB totales, que sumaron USD 17.737 millones en el año 2008, se redujeron en el 2009 de forma similar a las exportaciones; luego crecieron siempre hasta llegar a USD 26.448 millones en el 2014, pero cayeron en el 2015 a USD 20.460 millones.
Las importaciones petroleras subieron de USD 3.358 millones en el 2008 a USD 6.359 millones en el 2014 y cayeron a solo USD 3.903 millones en el 2015. Las importaciones no petroleras, que en el año 2008 significaron USD 14.379 millones de dólares, alcanzaron el máximo de USD 20.089 millones en el 2014 y bajaron a USD 16.557 millones en el 2015.
La balanza comercial FOB de bienes, como consecuencia, en casi todos los años, menos el 2008, ha sido negativa al Ecuador, en valores que van de USD 234 millones en 2009 a 2.130 millones en el 2015. La mayor proporción ha aportado la balanza no petrolera, cuya cifras negativas fueron siempre mayores a los USD 4.860 millones, pero en el año 2013 superaron los 9.300 millones.
El índice de cobertura, o sea la capacidad de las exportaciones para pagar las importaciones, excepto en el año 2008, se mantuvo por debajo del 100%, lo que significa que hubo que buscar divisas de otros orígenes, por ejemplo endeudamiento, para poder pagar el saldo negativo.
En el caso de los términos de intercambio, las exportaciones nacionales tuvieron una mejor situación que las importaciones en la mayor parte del periodo 2008 – 2016. Solo en los años 2009 y 2015 y en lo que va del 2016 hasta junio, ha habido un deterioro de los términos del intercambio, que es posible que se mantenga en el próximo futuro, en perjuicio nacional.
La actitud del gobierno.
Frente a esas realidades, en diversos momentos, el gobierno ha querido frenar la salida de divisas y reducir el saldo negativo de la balanza, mediante diversas medidas, como la elevación fuerte de impuestos ad valorem a la importación, la aplicación de impuestos específicos regresivos y antitécnicos, la vigencia de salvaguardias para Colombia y Perú inicialmente y luego generales, la creación del impuesto a la salida de divisas, el aumento desmesurado del IVA y el ICE para ciertos productos y otras medidas. Varias de las frecuentes reformas tributarias han ido en la dirección de controlar las compras externas, especialmente de bienes de consumo.
Muchas de las decisiones fueron erradas, como las salvaguardias, porque estuvieron mal diseñadas, por ejemplo al gravar materias primas y bienes de capital; se levantaron apenas aprobadas, como las que recaían sobre las llantas; y, en general, no cumplieron su objetivo, por lo ya expresado y porque encarecieron los productos para el consumidor, provocaron grandes flujos autorizados o no por las fronteras y pusieron al país en mal predicamento frente a la Comunidad Andina, cuya Secretaría pidió levantar las salvaguardias contra Colombia y Perú; ante la Organización Mundial de Comercio (OMC), por estar caminando en el filo de la navaja en cuanto al cumplimiento de las normas del acuerdo respectivo; y, ante los países afectados, que pusieron trabas o amenazaron con reciprocar los obstáculos al comercio existentes en el Ecuador.
También es errado el impuesto a la salida de divisas, porque realmente no recae sobre la salida sino sobre el ingreso de divisas. Para explicarlo hay que señalar que en los países desarrollados, que es de donde pueden llegar cantidades importantes de divisas al país, los márgenes de utilidad promedio anual no son altos y prever que a la salida de sus capitales del país deberán pagar el 5%, les significa un castigo importante.
Como referencia basta el siguiente dato relativo a las 300 empresas mayores de Estado Unidos y Europa: “…De media, la relación entre las ganancias operativas y las ventas dentro del grupo estadounidenses se incrementó un 3% (hasta el 12,8%), mientras que en Europa se redujeron los márgenes de ganancia en todos los países. Reino Unido, Francia y Alemania agrupan casi la mitad de las 300 mayores empresas europeas. Con un margen de ganancia medio de 7,7% (Alemania), un 8,2% (Francia) y un 11,5% (Gran Bretaña), el trío se sitúa claramente por detrás de sus competidores estadounidenses.
¿Qué pasa en Ecuador desde el año 2015? Miles de ecuatorianos se desplazan por las fronteras cada fin de semana a comprar, más en Colombia que en el Perú, productos de todo tipo. Que muchos de los viajeros nacionales por avión que retornan al país, adquieren en los Duty Free productos cuyos precios en el Ecuador se han puesto prohibitivos. Que seguramente el mar es, ahora más que antes, una vía abierta del contrabando de llegada de productos extranjeros para su venta en el país.
El diario El Tiempo de Bogotá, el 11 de agosto de 2015, hace un año, decía en una crónica: “Hasta Ipiales, cada fin de semana, llegan aproximadamente unos 16.000 ecuatorianos, según la Cámara de Comercio de Ipiales, cuya presencia masiva en calles, restaurantes, hoteles y centros comerciales está dejando grandes dividendos para los negocios colombianos.”
De entonces acá, la situación no ha cambiado. Al contrario, en diciembre y hace poco, el 10 de agosto, la situación ha sido mucho más compleja. Al punto que las autoridades ipialeñas tuvieron que poner en algún momento pico y placa para los visitantes ecuatorianos, dada la avalancha de vehículos. Se calcula que son 4 mil vehículos en día ordinario y muchos más en feriados.
¿Cuál es el resultado? Asumamos que cruzan la frontera solo 2.000 vehículos diarios por 360 días al año. Pensemos que nadie hace el viaje solo y para ir a comprar USD100 o USD 200 cuando la gasolina del viaje de 550 kilómetros entre ida y vuelta desde Quito, los peajes y la comida del día (asumiendo que va en la mañana y regresa en la tarde), le cuestan alrededor de USD 100. Entonces, lo lógico es que compre por lo menos USD 500
El cálculo resulta en USD 500 x 360 días x 2.000 autos y eso da USD 360.000.000 al año, que no es poco. Si a esto sumamos las compras en Perú y lo que puede ingresar por el mar, la cifra nacional podría duplicarse y más.
Si se tomara en cuenta los datos que aquí se enuncian, la situación sería aún más compleja para el gobierno, que tiene que tomar decisiones prontas y acertadas para reducir los problemas de la balanza comercial.
La conclusión es que el gobierno no solo debe mirar las cifras oficiales del Banco Central, sino considerar que una gran cantidad de divisas se va por fuera de los trámites normales de importación, que antes significaban un pequeño porcentaje “de ajuste” a las cifras de la Balanza de Pagos, pero que ahora representan valores muy superiores a lo que vale el comercio con algunos países.
Por si acaso, la solución va por mejorar las condiciones para la producción de consumo interno reduciendo la carga tributaria y para la exportación no petrolera, dándole incentivos reales y seguridad jurídica, no en cerrar las fronteras.