Las implicaciones del acuerdo comercial entre la Unión Europea (UE) y Ecuador son positivas porque en una economía globalizada el país necesita ganar competitividad y eso se genera a través del ahorro de costos, el arancel encarece un producto y restringe su acceso a los mercados. Las negociaciones tienen como propósito reducir o desmontar de manera parcial o total los aranceles del tipo ad-valorem y específico; en este proceso Ecuador gana porque se negociaron todas las 21 secciones del sistema armonizado, por lo tanto se generará una reducción significativa de las barreras arancelarias aplicadas por la UE.
La oferta exportable nacional, frente a una reducción significativa de los aranceles, tendrá una posición competitiva en relación con productos procedentes de otros países con los que la UE no ha estrechado sus relaciones comerciales bajo un esquema recíproco preferencial.
La entrada en vigencia del acuerdo comercial, en una primera fase, desmontará los aranceles en función de los cronogramas de desgravación por grado de sensibilidad y homologará, reconocerá y facilitará la obtención de normativa de carácter técnico, sanitario y fitosanitario a los exportadores. Hay otras consideraciones que en el camino se van analizando, como por ejemplo si el Ecuador entraría dentro de los países a los cuales no se les va a solicitar a sus ciudadanos visado para el ingreso a los 28 países que pertenecen a la UE, pero eso no es algo que nace de la negociación, sino que se da en la medida en que los países van fomentando sus relaciones; pero todo parte desde lo comercial.
En relación al Sistema de Preferencias Arancelarias (SGP +) ya no existe porque expiró. La UE desarrolló un régimen con un tratamiento preferencial solamente para Ecuador para que no quede excento de las preferencias arancelarias, pero eso tiene una vigencia por un año, que precisamente concluye en diciembre próximo. Se trata de una consideración especial dada a los productos ecuatorianos que entrarían en Europa pagando los aranceles ad valorem o específicos. Una vez que terminen las prórrogas no se accede a una nueva porque Ecuador ya no está amparado bajo un sistema generalizado de preferencias. Es decir que si llega a diciembre y no se firma el acuerdo con la UE los productos ecuatorianos entrarían a ese mercado con el arancel de nación más favorecida OMC (Organización Mundial de Comercio) restándole competitividad y desplazando la oferta ecuatoriana en el mercado europeo.
Las exigencias de la negociación con la UE
¿Qué nos queda como Ecuador? Que tanto la UE como Ecuador ratifiquen, ya sea a través de la Asamblea Nacional, ya sea vía Parlamento Europeo y Consejo Europeo el acuerdo que está cerrado y negociado. Sin embargo, para eso hay algunos mecanismos o procedimientos que se tienen que seguir, como por ejemplo se trabajó en lo más urgente que fue la traducción oficial de los documentos. Hubo una presión del gobierno nacional para que se logre esta traducción y apoyar también en el proceso. Eso ya se consiguió, pero ahora viene la parte de la ratificación.
Hay que tener presente que en Europa hay coyunturas que están por encima de este acuerdo, como por ejemplo, el terrorismo, al migración, la salida de Gran Bretaña de la UE… Así la agenda política se complica y hay que hacer más lobby, es decir lograr el acceso a los parlamentarios para que el acuerdo comercial con Ecuador sea un tema de discusión y debate.
Hay otros temas que dependen de Ecuador; los europeos han sido firmes en decir que el país andino tiene que arreglar los temas relacionados con propiedad intelectual, el reconocimiento de marcas, de patentes, de diseños industriales, de fórmulas… Eso ha sido clave y una exigencia dada por los europeos.
Además, Ecuador está tratando de arreglar en esta reforma -ahora incentivos- la base imponible ex aduana para grabar el impuesto de consumos especiales. El país está trabajando en eso para fijar el ICE que vino como requerimiento dado también por los europeos. Entonces hay algunas cosas puntuales que tanto Ecuador como Europa tienen que solucionar en el camino y que abonarán el terreno para que tanto el parlamento europeo, como la Asamblea Nacional den su aprobación y se lleve adelante la firma y ratificación del acuerdo.
Firma y ratificación vía Asamblea y Parlamento Europeo es lo mismo y se da inmediatamente. Lo que se busca ahora es la aprobación definitiva. Una vez que se firmen los documentos y se publiquen en los Registros Oficiales, automáticamente al día siguiente ya se aplica el cronograma de desgravación y por ejemplo, en las negociaciones más de 5.000 productos tendrían un 100% de preferencia arancelaria. Es decir, se firma y al siguiente día más de 5.000 productos ecuatorianos no pagan aranceles en la UE.
La política comercial de Ecuador y la UE
La política comercial de Ecuador es de sustitución selectiva de importaciones. A eso apunta el gobierno nacional y es contradictorio con una política de libre comercio, que de alguna forma es la que promueve o aboga la Unión Europea.
Ahí coexisten dos modelos diferentes en donde la política comercial de Ecuador apunta más a sustituir importaciones, pero de manera selectiva vía salvaguardas, vía elevación de aranceles, contingentes o cupos. Sin embargo, eso es parte de la política comercial del país. Los europeos pueden hacer observaciones y recomendaciones, pero es el gobierno nacional el que decide sus políticas en base a su modelo. Lo discutible es que la parte de restricción no es compatible con la parte de libre comercio. En ese sentido, el exportador o el productor ganarían poco en la firma de este acuerdo, porque por un lado se logra un trato preferencial, se desmontan los aranceles ad valorem y específicos en Europa, pero por otro lado la importación de materias primas, de bienes y servicios, de bienes intermedios vía salvaguardias siguen siendo caros.
Entonces, si se tiene ahorro y acceso en el mercado europeo, igual hay una sobrecarga de costos por la aplicación y por la vigencia de la salvaguardias. Así, ¿cómo podría ganar más el ciudadano, el productor y exportador ecuatoriano? Podría ganar más vía reducción de costos, tanto en la eliminación total de las salvaguardias, en la reducción -incluso- de los aranceles pensando en una política más aperturista, más que todo para materias primas, bienes intermedios y bienes capital que tanto necesitan los sectores agrícola, industrial y productivo del país.
En definitiva, para Ecuador es importante la Unión Europea, lo que se tiene que conseguir desde la parte política es que los europeos traten este tema como una prioridad dentro de su agenda y así aprobar el acuerdo comercial; sin embargo es un tema complicado, es difícil porque Ecuador no es la prioridad.
Una de las cartas de Ecuador es la visión inicial que tenían los europeos y que era cerrar una negociación en conjunto con la Comunidad Andina. Quizá por ese lado se podría pedir apoyo, incluso se ha tratado de sumar esfuerzos en el lobby de Perú y Colombia para que los europeos ya definan y cierren el acuerdo. El gobierno nacional se ha movido con el apoyo de otros gobiernos de la región para que este bloque comercial europeo se comprometa y lleve adelante este acuerdo a una etapa ya de firma.
Precisamente, después de que se negoció con los europeos, Colombia y Perú tuvieron que dar el visto bueno para que esto se suscriba con Ecuador, que resultaría como un adendum a lo que ya firmaron previamente ambos países. Al final sería un solo bloque: la Unión Europea con la Comunidad Andina, pero cada país tiene sus particularidades de negociación que se ha venido trabajando durante todos estos años.