La voladura controlada del edificio Centro Médico del Pacífico generó nuevamente sentimientos encontrados en Portoviejo; una nube de polvo quedó como recuerdo de la caída de 27 consultorios médicos privados que funcionaban en este local de 9 pisos, según el portal web de diario El Universo.
La caída del edificio no generó ninguna complejidad ni daño a construcciones aledañas, según confirmó Carlos Bernal, secretario del Comité de la Reconstrucción de Manabí y Esmeraldas, tras verificar junto a técnicos del Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP) la zona.
En cada esquina cercana al edificio, miles de habitantes se ubicaron en lugares que consideraban privilegiados.
En la esquina de las calles Coronel Sabando y 9 de Octubre, Carlos Segarra, de 79 años, en compañía de algunos familiares se había acomodado para “ver cómo cae”, indicó este portovejense. Quince minutos antes de las 15:00, Segarra fue reubicado por policías a una zona más segura.
Tal como sucedió con la implosión del edificio del centro comercial de Portoviejo, una sirena se activó un minuto antes de la caída. Un estruendo y posterior cortina de humo quedó tras el disparo de los explosivos: nuevamente el proceso había sido preciso.
Casi a la par de la caída se escucharon los aplausos de centenares de personas.
Tras lanzar chorros de agua sobre la estructura caída y esperar unos 10 minutos las autoridades se desplazaron al lugar a constatar lo que había quedado. Cuadernos y libretas de la Mutualista Pichincha, impresoras y aires acondicionados fueron los que quedaron expuestos tras el derribo.
Jorge Muntasell, de la empresa Tragsa a cargo de la voladura controlada bajo el sistema de fulminación direccionada, declaró que ninguna persona tuvo problemas tras la caída del edificio y que ahora ya se trabaja en el siguiente derribo que será el Álava. (I)