María Paula Romo, decana de la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad Internacional del Ecuador, hace una lectura sobre el panorama político del Ecuador en relación a las elecciones presidenciales del 2017. Fue Asambleísta constituyente en el periodo 2007-2008 y legisladora entre 2009 y 2013.
¿Cuál es su lectura de cómo está el tablero político de cara a las elecciones de 2017?
Varias cosas, el momento político y este momento preelectoral se caracteriza por la incertidumbre y esa falta de certezas -porque no sabemos quienes son los candidatos- y tampoco se conoce a los postulantes del lado de Alianza País que se presentan como el jugador político más importante de la próxima elección. Una década en el gobierno y no sabemos cuáles son sus candidatos, no se puede identificar a la gran figura política en cada una de las provincias, no tenemos ninguna certeza a muy pocos meses de inscribir las candidaturas. Esto es el síntoma de una gran debilidad de las instituciones democráticas, que incluyen por excelencia a los partidos políticos. Cuando hay partidos políticos sólidos, que funcionan como se supone que deben funcionar se conoce a sus figuras, a sus voceros en cada lugar, se sabe qué causas representa, las que defiende, las posturas en las que están… Eso no tenemos ahora, es muy difícil de identificar en la gran mayoría de sectores.
Pero está CREO…
Sí, pero es una organización que se estructura alrededor de la candidatura de Guillermo Lasso, para la elección anterior y para esta. Pero no queda claro quiénes son sus candidatos en otros lugares. Eso es lo que nos pasa con el propio elemento país, que se presenta como el jugador fuerte de esta elección, el más consolidado, el que tiene algunos años en el gobierno, el que gana las elecciones y tampoco tiene nada claro.
¿Eso en qué ese traduce?
En que vamos a tener una gran dificultad en la definición de las plataformas político electorales, uno no se habría imaginado, en la elección anterior a un Alianza País anunciando la venta de las hidroeléctricas y hoy va a ir a una elección anunciando su postura sobre un Estado que lo tiene que vender todo. Entonces vamos a ver una plataforma política sobre la que se va a notar el debate. Creo que el tablero aún no está completo.
¿Quién falta?
El candidato o la candidata de la centro izquierda. Todavía no hay nadie que le hable al elector que no quiere los extremos. Hoy nos debatimos entre: “defender lo ganado” en estos 10 años con uñas y dientes sin beneficio de inventario, todo es perfecto y que nadie se atreva a cuestionar nada y el otro extremo dice: nada de estos 10 años ha servido, vamos a perseguir a todos, vamos a desmantelar, tenemos que terminar con el Correísmo, que nadie que haya apoyado a Correa se atreva nunca más a regresar a ver. Estos son los dos extremos de la política ecuatoriana. En un lado está Alianza País y en el otro están las figuras identificadas con los sectores de derecha: Guillermo Lasso y Jaime Nebot; con las coaliciones que cada uno encabeza o representa. Pero hay una gran parte mayoritaria del país que no está en ninguno de los dos lados. Por eso reitero que falta el candidato que represente a la gente que no es parte de estas posturas radicales, intolerantes.
Pero es a donde se ha conducido al país, 10 años de esta mirada…
Sí claro. Hay una mirada maniquea de negro-blanco, amigo-enemigo, bueno-malo, incondicional-traidor.
Los nuevos líderes de ahora hacen sus discursos para quienes están “cansados” de esta década, pero fue el oficialismo quien dejó en su momento de lado a todas las figuras políticas. Sin embargo no hay una oposición que debata y que de argumentos…
Cuando digo que falta alguien en la mitad, falta alguien que piense y plantee una política diferente, no alrededor de Correa, no diciendo que es afín a Correa o que Correa es lo mejor o lo peor que le ha pasado al país. Falta alguien que se plantee como alternativa política más allá de Correa en Ecuador para los próximos años. El problema es descorreizar el debate político.
¿Cómo lograrlo?
Ese es el hueco inmenso que hay en la política y ese es el espacio que hay en el tablero. Hasta el momento de inscribir candidaturas ese espacio todavía está por llenarse. Por eso reitero que el tablero de elecciones todavía no está completo y si es que no hay una candidatura o unas candidaturas que convoquen a ese espacio, al final del día se va a tener que votar por alguien y se tendrá que tomar partido por uno o por otro de estos extremos, pero hay una gran cantidad de gente que no quiere tomar partido por los extremos y es la gente que aún no tiene candidato.
¿Qué pasa si es no llega ese candidato?
Va a tener que escoger
En el tablero político se presentan algunas figuras que aspiran la presidencia ¿cómo elegir?
Hay muchos candidatos que no van a ser candidatos, aunque el objetivo no es ser una sola fuerza. La propia encuesta de Cedatos dice que el 58% de la población no quiere un candidato único, porque no hay tal cosa como la oposición. Porque el hecho de no estar de acuerdo con el gobierno de Correa, no significa que hay que estar de acuerdo con Lasso o con Nebot. Leer la realidad en término del Gobierno y la oposición es tan binario, tan forzado y tan maniqueo como lo que le reclamamos al gobierno cuando utiliza términos como amigos-enemigos, incondicionales-traidores. Lo que hay es un escenario político de gran diversidad. Ecuador es un escenario político diverso y fragmentado.
¿Y con el escenario actual es recomendable un escenario hipefragmentado?
No, no lo es. Pero tampoco es recomendable un escenario con un candidato contra el Correismo. Ojalá no sean muchos y sean cuatro o cinco fuerzas participando. El que quiere ser segundo nos quiere hacer pensar y dice: que más vale que no se lancen porque me quitan votos. Talvez no es así. La debilidad de los partidos políticos es que nadie sabe de los candidatos hasta que estén inscritos. A esto se suman las reglas electorales del país, las reglas son un incentivo para que todos los partidos tengan su candidato.
¿Qué tan bueno es tener más de 10 candidatos, por ejemplo?
Me parece que no es una buena idea para este momento político, pero si hay más de 10 y todos son candidatos que tienen una votación muy pequeña igual habrá un tablero de cuatro o cinco candidatos y los otros van a tener una votación mínima. Pero ¿qué pasa si a un determinado partido político el Consejo Electoral le pone un mínimo de votos que tiene que alcanzar para seguir existiendo? No se puede tomar la decisión de no ir. Ruptura es la muestra de eso, sin que haya la norma escrita disolvieron a Ruptura por no participar en una elección y no había norma escrita que la obligue a participar.
¿El mensaje es claro: todo el mundo tiene que participar?
Así es. No hay diferencia entre un partido que ha estado 10 años en el gobierno con uno que se acaba de inscribir. Los dos deben cumplir con los requisitos para permanecer en el padrón. Entonces esto responde a un sistema que funciona de acuerdo a una determinada manera y ese es un sistema que tiene todos los incentivos para la fragmentación y después de creados los partidos se les reclama que van separados, cuando todo está hecho para que vayan así. No está claro cómo se hacen las alianzas políticas, no está claro cómo se organiza el porcentaje de votación cuando hay una alianza, por eso lo descalificaron al MPD, lo borraron del padrón por ir en alianza, cuando es un tema que nunca estuvo claro. No se ve el panorama completo cuando se ve las personalidades de los sujetos que quieren ser candidatos. Hay una representación política que está y hay unas reglas en el juego electoral que son perversas: los distritos pequeños, la arbitrariedad con la que se dibujan los distritos, la fórmula de asignación de escaños aprobada en un veto, el Consejo Electoral, el Tribunal Electoral y ahora la culpa es de los jugadores. No estamos viendo el panorama completo.
En referencia al oficialismo ¿se ve un Alianza País dividido?
Max Weber habla de un fenómeno cuando falta el príncipe que se llama la lucha sucesoria, eso nos habla de guerra, no se refiere al procedimiento sucesorio, no son las elecciones. Cuando se ha estructurado una organización alrededor de un príncipe, de un duque, de un caudillo, de un rey, alrededor de un líder carismático, personalista, lo que viene es la lucha por la sucesión y en esa lucha lo que cuenta es la simpatía del que decide y el que decide es Rafael Correa. Lo que hoy vamos a ver en el movimiento país es una lucha sucesoria. No vamos a ver a un movimiento político tomando una decisión normal dentro de la vida política, institucional de un partido. Esa lucha pro la sucesión ya la estamos viendo en periodicazos, con datos que se revelan, con procesos judiciales instaurados.