El concepto de Internet de las Cosas fue acuñado en los años 90 pero su apogeo se dio en el 2007, justo con el lanzamiento del iPhone, cuando empezaron a usarse en gran medida los smartphones y un año después se rompió esa brecha en la que había más cosas conectadas al internet que personas, en ese momento se da el paso hacia el Internet de las Cosas como tal.
Ese hecho de que en la primera década de los años 2000 las cosas conectadas al internet sean mayores que el número de personas es muy importante, pues hay un estudio que dice que para el 2020 existirán 50 billones de dispositivos conectados, una cifra mucho mayor al número de personas en el planeta.
En sí el Internet de las Cosas se refiere al hecho de que todo esté conectado a la red, todas las cosas que el ser humano utiliza diariamente, por ejemplo, la refrigeradora, el tomacorriente, la lámpara, los parqueos, las luces de la ciudad, los contenedores de los buques, etc., para que podamos tener acceso a la información que estos generan en cualquier lugar y en cualquier momento.
En el país esta tecnología no está muy desarrollada. Lo que existen son aplicaciones que tratan de automatizar ciertas cosas; son pocas las personas que desarrollan el Internet de las Cosas como tal, porque no se trata solo de que se conecte un aparato al internet, no es solo hardware, sino que se requiere que exista toda una plataforma que sustente la conexión de esos equipos, el envío y el análisis de los datos, etc.
Es por esto que en mayor medida en Ecuador se está escuchando sobre el estudio del Big Data, pues habrá muchos dispositivos conectados al internet y estos generarán una cantidad exorbitante de datos que se deberán convertir en información. Para que se mejore la interacción se necesita conceptos de realidad virtual, control de gestos, realidad aumentada, cosas que sí se desarrollan en otros países. Por ejemplo, los televisores de por sí ya traen control de gestos incluido, pero como en Ecuador no somos productores de tecnología tenemos que esperar que estos desarrollos lleguen al país.
La mayoría de personas automatiza procesos y quizás estas automatizaciones se conectan a internet, pero el Internet de las Cosas hace que esa información que producen los dispositivos vaya más allá; por ejemplo, cuando se conecte un foco a internet el usuario puede tener el control de cuántos kilovatios/hora consume ese foco y demás interacciones. Ahí ya comienza a ser útil el concepto del Internet de las Cosas, un mundo donde la tecnología sea ubicua.
El Internet de las Cosas y las operadoras
En este sentido, el papel de las operadoras móviles es fundamental, pero lastimosamente en el país estamos atrasados en muchos sentidos en tecnología. Ahora Ecuador ve a la red 4G (cuarta generación) como lo último en tecnología móvil cuando en otros países ya se habla de las redes de quinta generación (5G) y las operadoras son las responsables de que se masifique ese tipo de tecnologías. Incluso la red 4G está medianamente implementada, la cobertura no es completa, y la señal no es buena. Por ejemplo, si se plantea conectar un sensor en alguna parte del oriente para ver la calidad del agua de los ríos quizá no se va a poder enviar los datos en tiempo real. Precisamente ahí se deriva otro factor del Internet de las Cosas, que es que la información debe ser emitida en tiempo real, porque de lo contrario no sirve de nada. Entones ahí radica la importancia de las operadoras, porque esa comunicación debe ser mejorada y ampliada. El uso de tecnología 4G en los equipos debe de masificarse, deben bajar los costos del megabyte por minuto para poder enviar datos. Aunque con el Internet de las Cosas se envían datos de tamaño pequeño generalmente, estos datos están viajando cada milisegundo y tienen que actualizarse constantemente para que puedan ser útiles para las personas.
Sin embargo, el Internet de las Cosas no necesariamente implica que el dispositivo esté moviéndose o sea que posea internet móvil, eso va a depender de las características o funcionalidad que se le quiera dar. En otros países las redes móviles son más avanzadas y hay cobertura móvil en toda la ciudad, pues la cobertura inalámbrica cubre toda la ciudad entonces no requiere tanto de la tecnología celular (Algo que el municipio de Guayaquil está comenzando a implementar). La automatización de procesos como tal y la comunicación entre maquinas fue el inicio de algo conocido como M2M (Machine to machine). El Internet de las Cosas busca más allá de la automatización de procesos, el hecho de que el mundo físico interactúe de manera transparente con el usuario ofreciéndole no solo hacer una tarea, sino hacerla de la mejor manera posible retroalimentándose con los gustos o necesidades del usuario, pues automatizar un proceso no necesariamente implica interacción todo el tiempo.
Compañías como Facebook o Amazon tienen sus ojos en masificar el internet porque eso les va a servir para obtener información, pues el fin del Internet de las Cosas es hacer la vida del usuario más confortable. Por ejemplo, al estar en la calle le puede indicar en donde hay un parqueadero o si está en su casa el sistema le puede alertar que sus cuentas están por llegar y que ponga atención a los pagos que tiene que hacer. El fin del Internet de las Cosas es lograr un mundo en el que las personas tengan más tiempo para interactuar entre sí y facilitar la vida. Pero, a la par, está la dependencia tecnológica y el tema de la seguridad ya que cuando todo esté automatizado una ligera falla podría provocar inconvenientes, porque el internet lo resuelve “todo”.