La democracia es un régimen de las armónicas discrepancias y por lo tanto en ese sistema de pesos y contrapesos si un funcionario no cumple con el ejercicio de sus funciones tiene que responder por sus actos como es el caso de la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, quien fue llamada a juicio político.
En consecuencia -desde un punto de vista general- lo que se ha aplicado es simple y llanamente el sistema democrático. Esos pesos y contrapesos vistos desde la Constitución del Brasil que prevé llamar a juicio político al Presidente de la República, lo ha hecho y se le ha dado la oportunidad de presentar su descargo y posteriormente se lo ha destituido. Hay que recalcar que no es el primer caso. Ya hubo un caso anterior de Impeachment con el expresidente del Brasil, Fernando Collor de Mello, quien estuvo en la presidencia de este país entre 1990 y 1992, cuando le iniciaron un juicio político, con la diferencia que el renunció antes de que el senado diera su veredicto.
Entonces reitero -en primer lugar- que solo en un sistema democrático se puede llamar a un presidente o a cualquier funcionario público a que responda por sus actos. En segundo lugar, es un juicio y está establecido en la propia Constitución de Brasil. Pues hay personas que por intereses ideológicos están diciendo que es un Golpe de Estado y el concepto de ello es todo lo contrario. Golpe de Estado es cuando no se aplica el sistema democrático y en este proceso llevado a cabo eme Brasil sí se lo ha aplicado.
Las denuncia de corrupción que se han dado en contra de los dos gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva (entre el 1 de enero de 2003 y el 1 de enero de 2011) son inmensas, a tal punto que la ahora expresidenta del Brasil, Dilma Rousseff, tuvo que nombrarlo Ministro para que tenga inmunidad y no se lo pueda juzgar. Lula es un héroe con pie de barro. Los actos de corrupción de Lula también afectaron a la señora Presidenta. Es decir, la corrupción no se puede tapar. Hay un famoso lema que dice: “Sacristán que tiene cera sin tener cerería de dónde pecatas meas si no es de la Sacristía”. Aquí es público y notorio los actos de corrupción que se han dado en esos gobiernos.
Por otro lado, en política existe el péndulo, hace muchos años ese péndulo estaba a favor de los gobiernos del mal llamado Socialismo del Siglo XXI encabezado por el fallecido expresidente de Venezuela, Hugo Chávez, pero ese péndulo ha comenzado a bajar. Sus aliados: Cristina Fernández de Kirchner perdió en Argentina con unas denuncias de corrupción terribles. En Venezuela no hay democracia, Brasil destituye a Rousseff y Ecuador está próximo a elegir un nuevo mandatario; el péndulo ha cambiado.
Ecuador y su respuesta ante lo que pasa en Brasil
Lamentablemente desde hace mucho tiempo la política internacional ecuatoriana no ha tenido como prioridad los más latos intereses del Estado sino que su prioridad ha sido ideológica que se configura con el nombre de Socialismo del Siglo XXI; entonces, Ecuador está interfiriendo en el proceso de un juicio, que está establecido en la Constitución de Brasil, lo cual es prohibido por las normas del Derecho Internacional.
Ecuador desatinadamente retiró al embajador, después dejó un encargado de negocios y hoy lo retira. ¿Qué es lo que quiere la Cancillería ecuatoriana: hacer una ruptura de relaciones internacionales con Brasil, siendo uno de los países latinoamericanos más fuertes, ¿pesan más los intereses de amistad con la señora Rousseff que los intereses con Brasil? Esto es un misterio. La Cancillería de Ecuador está sumamente deteriorada.
Se demuestra una doble moral interviniendo con el nuevo modelo del Brasil. Hay que recordar que cuando en Honduras destituyeron en 2009 al presidente Manuel Zelaya, Rafael Correa intervino porque ese país era parte del Socialismo del Siglo XXI. El congreso de Honduras destituyó al presiente Zelaya y siendo destituido, el presidente Correa lo recibió en Quito con honores. Esa es otra muestra de que las autoridades del país intervienen cuando así lo piden sus intereses ideológicos. Es lamentable que se tomen estas actitudes que desdicen el concepto de la cancillería ecuatoriana.