En el mundo se habla del Internet de las Nanocosas. Son dispositivos diminutos que se puedan utilizar para por ejemplo curar enfermedades mediante el uso de nanorobots, que puedan mantener informado a los doctores sobre el estado de un paciente. En algún momento el Internet de las Cosas va a llegar a ser transparente para el usuario final y así no tendrá que presionar botones en una interfaz, sino que por ejemplo la puerta del domicilio se abrirá de forma automática cuando detecte la cercanía del celular de alguien de confianza; ese punto es importante para lograr que el Internet de las Cosas sea una tecnología que se masifique en el uso diario, que no sea una tecnología invasiva.
El hecho de miniaturizar las cosas para lograr que quepan en utensilios de uso diario como relojes, pulseras o la misma fibra de la tela de una camisa es llegar a que la tecnología sea ubicua, es decir que esté presente en todas partes, todo el tiempo, en un mundo interconectado físicamente con todo lo que pueda convertirse en información útil para lograr un rendimiento óptimo. Imagine por un momento el caso de una puerta del trabajo que detecte al empleado mediante datos que envía su reloj. Claro, el hecho del internet de las cosas nos guía a ser seres mucho más dependientes de la tecnología y se pierde un poco esa parte de interacción social, normal de todo ser humano. Por eso es importante normar el uso de todos estos dispositivos e imponer reglas para su funcionamiento.
Mucha gente se preocupa por el tema de la automatización, las personas que trabajan piensan que van a perder el trabajo, pero no hemos llegado al punto de que el Internet de las Cosas se mezcle con la inteligencia artificial y todavía no se suplanta totalmente a las personas, todavía debe haber personas que controlen ciertos procesos y que analicen ciertos datos. No va a ser necesario que haya un celular para tener el Internet de las Cosas. Por ejemplo, en la casa se puede tener un tomacorriente con salida a internet y que cuente con una dirección IP; basta tener un proveedor de internet y se puede acceder al Internet de las Cosas, pues podría tener toda la casa domotizada, pero normalmente no se controla el foco de la casa desde una computadora. Sino que con el paso del tiempo lo que se busca es que una persona pueda tener su conexión móvil; del lado de la casa, ya hay proveedores que ofrecen fibra óptica y buena calidad del internet, pero del lado del celular no estamos llegando a la velocidad que podríamos tener con una red de fibra, por ejemplo. Ese es el punto que pueden implementar los proveedores de las operadoras. De esta manera en la casa se puede implementar en conjunto el Internet de las Cosas, pero si está afuera de la casa y quiere controlar la luz y el internet no le llega al celular, falla o hay latencia (pausas en el internet) será un impedimento para que esta tecnología se masifique porque se requiere una conexión en línea, en tiempo real. No puede ser que en una casa todo esté conectado al internet y el celular falle y después de un tiempo determinado recién acceda al control o información requerida.
El cambio de matriz de productiva y la tecnología
En Ecuador se habla del cambio de la matriz productiva y eso no se ha dado, seguimos pensando que el petróleo es lo máximo, cuando otros países están pensando en los autos eléctricos, en la luz solar, en la energía renovable. Si Ecuador quiere estar a la par de ellos debe cambiar su mentalidad tecnológica, si queremos cambiar la matriz productiva tenemos que desarrollar fábricas, por ejemplo la única fábrica que existe aquí para desarrollar placas de circuitos necesarias para el internet de las cosas, queda en Cuenca, y solo hay una en todo el país; por ello es importante insistir en que se necesita masificar este concepto, para ello se requiere de personas que no solo sepan programar software sino que sea un conjunto de desarrollos, incluso de hardware.
Si se quiere llegar a ser un país de primer mundo, con tecnologías propias hay que bajar los aranceles porque hay muchas cosas que no podemos producir. Cómo un empresario puede desarrollar una compañía de Internet de las Cosas si sabe que al comienzo va a tener que importar los equipos y eso le va a costar el doble, obviamente preferirá traer las soluciones listas. El Estado quiere cambiar la matriz productiva pero no ofrece las facilidades para eso.
El Internet de las Cosas tiene falencias y una de ellas es la seguridad. En el exterior, en Las Vegas, en Los Ángeles, se realizan congresos para hablar de estos temas; el hecho de que un dispositivo expuesto tenga un software no seguro es peligroso. Cuando hubo el boom del software y que los desarrolladores se ponían a hacer aplicaciones se tuvo que pensar en la seguridad de las bases de datos, en que se programe código seguro; en el Internet de las Cosas sucede lo mismo. A nivel internacional se está pensando en desarrollar hardware seguro, sin embargo, hay que tener presente que todas las conexiones a internet deben estar encriptadas, se debe utilizar wifi con protocolos seguros; ciertas compañías están sacando chips con información encriptada. La seguridad es muy importante en el Internet de las Cosas y a escala mundial se realizan congresos para asegurar estos dispositivos.
La domótica y el Internet de las Cosas
La domótica no implica necesariamente que se pueda controlar algo desde afuera. La domótica es que se automatice los procesos de la casa. En domótica se controla la amplitud de luz y otros aspectos de la casa, con el Internet de las Cosas el usuario antes de llegar a la casa puede controlar que las luces estén encendidas para cuando llegue al domicilio. En la domótica se automatizan procesos a nivel casero, pero en el Internet de las Cosas ya hay una interacción como tal y hay una automatización a gran escala, en la domótica no había esa interacción de que la máquina se anticipe a lo que el usuario quiera en cierto sentido.