Hay algunos factores que pueden influir en el incremento en el número de ataques de abejas que se han dado en los últimos meses en el país. El primer factor tiene que ver con el remplazo de la subespecie (o raza) europea de abejas por la raza africanizada que es más agresiva. Este reemplazo se dio en la segunda mitad del siglo XX por la introducción y posterior expansión de las abejas africanizadas en Sudamérica.
Otros factores que podrían explicar los ataques están relacionados a la alteración del ambiente por actividades humanas. El cambio climático, y específicamente el incremento de la temperatura en algunas regiones es uno de estos factores. Se ha visto que cuando las temperaturas ambientales son elevadas, sobre todo en las mañanas, las abejas son más irritables y agresivas. Entonces, se podría pensar que en este escenario de calentamiento global podría haber una mayor frecuencia de ataques de abejas.
Un segundo factor que podría estar relacionado con ataques masivos de abejas africanizadas es la migración de colmenas enteras de abejas cuando existe algún disturbio en su hábitat. Los disturbios pueden ser ruidos fuertes, destrucción de la vegetación, excesivo calor, etc. Eso precisamente ocurre en algunos lugares del país; en los sitios en donde antes había colmenas de abejas hay más gente cerca, más ruido y sube la posibilidad de que la vegetación desaparezca o que haya incendios.
Los efectos de una picadura de abeja en las personas depende del organismo. Hay quienes tienen extrema sensibilidad a ese tipo de venenos y les puede dar shocks anafilácticos que pueden llevarles a la muerte, pero en realidad no son muchas las personas que tienen ese problema. Para el resto de gente una picadura no les afecta ni para bien ni para mal, más allá del dolor. Incluso se realizan terapias para dolores artríticos con picaduras de abejas, pero ahí estos insectos no dejan su aguijón y por ello no se mueren cuando pican, sino que botan solo un poco de su veneno. Esta dosificación del veneno parece tener efectos positivos en quienes tienen dolores articulares.
La raza de abejas africanizadas no está solo en Ecuador, sino en Sudamérica porque a mediados del siglo XX, un error en el manejo de colonias de esta raza en Brasil facilitó su dispersión en toda Sudamérica. La raza africanazada no solo es más agresiva que la raza europea de abejas sino que se reproduce más rápido y por ende forman colonias más grandes; eso provoca, a su vez, que se dispersen con mayor frecuencia.
Las abejas africanizadas se han adaptado al clima de Quito pues, a pesar de que en ocasiones las temperaturas son bajas, la disponibilidad de alimento para las abejas es constante a lo largo de todo el año. En cambio, en los inviernos largos y fuertes como los que se dan en el hemisferio norte, esta variedad no puede sobrevivir pues durante esta estación no tienen comida disponible.
Los ataques de abejas no son nuevos y si es que ahora se observa un incremento habría que analizarlo, pues puede ser que al existir hoy más facilidad de comunicación simplemente esas cosas salen más a la luz. La gente puede grabar estos acontecimientos y difundirlos inmediatamente por las redes sociales. Sin embargo, no se puede desconocer que la alteración de los ecosistemas por actividades humanas podría estar causando un incremento en la frecuencia de estos ataques y también en la disminución en las poblaciones de abejas en todo el mundo.
Hay dos cosas que se pueden hacer para conservar a estos importantes polinizadores: la primera es sembrar más plantas con flores que produzcan miel. Esto depende del ecosistema, pero por ejemplo en el Valle de Tumbaco, que es bastante seco, se recomienda sembrar algarrobos, aguacates, guabas que son plantas nativas que tienen una cantidad elevada de néctar y que florecen en diferentes épocas del año. Hay que poner mucha atención a las plantas que más visitan estos insectos en cada ambiente y tratar de sembrarlas en mayor cantidad. Si es que, por alguna razón, no podemos sembrar, la opción es no deforestar.
Debemos también tratar de disturbar lo menos posible los lugares donde habitan las abejas para evitar que estas migren a nuevas áreas cuando se sienten amenazadas; eventualmente, esto podría reducir también la frecuencia de ataques.