Una vez que han concluido las dos intervenciones y aceptaciones de nominación de dos candidatos a la presidencia de Estados Unidos, por un lado Hillary Clinton y por el otro Donald Trump se ven notables diferencias.
Hillary Clinton, por un lado, aceptó la nominación del partido Demócrata y proclamó un discurso inclusivo. Se presentó como la presidenta de todos los estadounidenses incluyendo a los migrantes; eso da a notar un mensaje bastante positivo, de esperanza, más que todo a los grupos migratorios. Además incorporó a quienes votaron por Bernie Sanders, que en inicio no le apoyaban a ella. Se la vio además bastante aplomada y precisamente ese endoso de Sanders y el de el presidente saliente Barack Obama puede catapultar una expectativa para mejorar su electorado y su imagen como presidenta de ese país.
Donald Trump, del partido Republicano, en cambio, mantuvo su estilo conflictivo, agresivo y no políticamente correcto. Este es un momento para que la mayoría silenciosa pueda tener un candidato idóneo. Él tuvo un discurso más conciliador, pero al mismo tiempo se mantuvo en su línea de ataque a los grupos migrantes y árabes. Trump -por ejemplo- condenó a Obama y a Clinton por no mencionar en sus discursos al grupo ISIS,
Ya en el lado de la arena política hay diferencias marcadas que pueden, hasta cierto modo, pesar en cada uno de los candidatos. Por un lado, Hillary Clinton tiene mucha experiencia en el ámbito internacional. Trump tiene bastantes vacíos, más que todo en diplomacia, manejo de conflictos en el extranjero. Por eso habla de Vladimir Putin, presidente de Rusia, y no maneja ciertos detalles. Por ello debe rodearse de buenos asesores que digan cómo comportarse en este terreno.
Donald Trump despierta interés en la gente que está cansada de la familia política, del legado de los Clinton y que quiere una persona totalmente nueva, que esté fuera de la vida política. En este caso es un empresario que pueda llevar ideas nuevas y frescas a la Casa Blanca. Sus seguidores ven en él un cambio a un legado político de antaño.
Hillary tiene otra ventaja: ser candidata de sexo femenino, más aún ahora que hay una corriente de mujeres en el poder de las potencias mundiales, como Ángela Merkel, por ejemplo. Además en Estados Unidos ya hubo algo inédito: un presidente afroamericano; ahora se presenta como candidata una mujer (sin que eso sea peyorativo, pero son modelos de cambio), eso tiene bastante coyuntura y genera expectativa.
En los discursos, Trump lleva a escena las falencias del pasado de Hillary, por ejemplo el tema de Benghazi, cuando tuvo una derrota militar Estados Unidos; además en el Senado ella se mostró a favor de la guerra con Irak. Aunque esto sea su experiencia, también puede jugar en su contra al saber que ha fallado en muchas cosas en la escena política internacional. Ahí Trump es una figura nueva e inédita que puede ser interesante para el electorado estadounidense.
Desde el lado mediático, Trump es un personaje que no tiene una formación diplomática, lo que piensa lo dice, no cuida los detalles de “lo políticamente correcto” y le da un resultado positivo: suma audiencia y tiene bastante acogida
El escenario está dado y hay que ver cómo se desarrollan sus campañas y cómo el pueblo de Estados unidos escoge a su nuevo líder.