La CREDIBILIDAD es uno de los valores principales que debe tener un Banco Central, en general todo agente de la economía, pero más aún una entidad principal dentro de un país.
El Banco Central de Ecuador es el ente responsable de emitir los macrodatos de la economía ecuatoriana, una gran responsabilidad, si hay dudas sobre su independiente accionar, hay dudas sobre el desempeño del conjunto de la economía de Ecuador y tanto los analistas como los actores económicos nos movemos en incertidumbre. Y la incertidumbre es la peor consejera para la economía, más aún en tiempos de crisis.
Sin embargo, a lo largo de este 2016 el Banco Central:
1) Ha publicado en marzo de 2015 un dato de crecimiento del PIB del 0,3% en 2015, dato que a muchos analistas nos sorprendió por positivo (y “casualmente” ajustado a las predicciones del presidente Rafael Correa… !de septiembre¡ seis meses antes).
Los analistas CORDES ha encontrado una anomalía en los datos reportados en la Formación Bruta de Capital Fijo, que han hecho llegar al Banco Central. El Banco Central ha contestado, pero desde luego no ha respondido, pues la duda principal sigue sin ser respondida, lo que aún pone más cuestionamiento sobre la cifra anunciada.
2) El Banco Central no ha publicado la previsión de crecimiento económico para este 2016. En principio se dijo que por el terremoto estos números variarían. Esa afirmación ya era bastante dudosa, pues hubiese sido mucho más lógico publicar los datos con una advertencia de que se realizaron las previsiones antes de la catástrofe. Por definición, toda previsión se realiza con la incertidumbre de lo que pudiera ocurrir.
Pero dos meses y tres semanas después, ya pasado más de la mitad del año y aún no ha publicado esas previsiones (claro, que será mucho más fácil hacer previsiones “acertadas” cuando ha transcurrido casi todo el periodo). No hay explicación razonable para ello.
El Banco Central se escudó en que esperaba tener los datos de los daños causados por el terremoto. Pues estos datos, presentados por la SENPLADES el pasado 1 de junio, también fueron muy cuestionados por muchos analistas, ya que “casualmente” se ajustaron con gran exactitud a lo que el Presidente Rafael Correa calculó “a ojo de buen cubero” dos días después del terremoto según aterrizó en el país (o quizá deberíamos admirar su “buen ojo” de cubero como han hecho los propagandistas del Gobierno). Estos datos han sido presentados sin la metodología, ni los datos en bruto, ni datos detallados para que podamos analizarlos. Por tanto, son datos sin ningún valor para el análisis, más allá de la confianza que se pueda tener en el Presidente Correa -y su ojo de buen cubero- o en la Senplades.
Pasada ya la mitad del año, once semanas después del terremoto, y cinco semanas después de la publicación de los datos que se supone se esperaban para hacer las previsiones, aún esperamos las cifras.
3) El pasado 30 de junio, según el calendario publicado por el mismo Banco Central, se deberían haber hecho públicas las cifras del crecimiento económico para el primer trimestre de este 2016. Pues bien, a la fecha en que escribo, 8 de julio, el Banco Central aún no las ha hecho públicas y no ha presentado excusa o justificación alguna para este retraso, a pesar de que muchos analistas (especialmente CORDES) ya hemos denunciado esta situación. No hay excusa (!pero es que ni tan siquiera hay explicación¡) para este incumplimiento de uno de sus deberes fundamentales como Banco Central: publicar los datos macroeconómicos con diligencia y puntualidad. Creo que no se ha valorado lo suficiente en Ecuador las consecuencias que éstos retrasos tienen para la credibilidad del país y para los analistas internacionales, que esperan los datos (como es lógico), se emitan en las fechas anunciadas.
4) Para lo que sí parece tener tiempo el Banco Central es para promocionar su tan manido “Dinero electrónico”. El Banco Central parece haberse convertido en una agencia de publicidad del mismo (a pesar de haberse gastado USD 1.200.000 en su promoción) y ésta promoción está repleta de errores, omisiones, incumplimientos y falsedades.
Errores como el decir que el Banco Central “prové de los medios de pago” (los cheques y las transferencias bancarias, por ejemplo, son medios de pago que no prové el Banco Central); omisiones, como el que no figure ni el logo ni el nombre del Banco Central que es el responsable del dinero electrónico en la página de promoción efectivo.ec (salvo en la letra pequeña de las condiciones), tampoco aparecen todos los costes de manejo de este dinero, cuando debería ser información principal; incumplimientos, pues aunque anunciaron el 20 de junio que “en una semana” el sistema estaría operativo para hacer transferencias con los bancos y aún no lo está; y también dijeron que se acreditaría la devolución con IVA “a partir de la tercera semana de mayo” y la primera semana de julio aún no han acreditado a parte de los usuarios; y falsedades, como cuando el señor Martínez anunció que eran ya dos millones de dólares y el balance del Banco Central ni siquiera registraba uno.
Es cuestionable la función de un Banco Central en dolarización, pero lo que no es cuestionable es que éste no cumpla con sus funciones.
Lo que está en riesgo no es solo la credibilidad del señor Martínez, ni la credibilidad de la institución, lo que está en juego es la credibilidad de Ecuador