Luego de casi 43 años de búsqueda de Justicia, la viuda y las hijas del cantautor chileno Víctor Jara terminan lentamente con décadas de impunidad por el asesinato de una de las víctimas más icónicas de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), según diario El País.
Un tribunal federal de Orlando, Estados Unidos, ha determinado este lunes que el exmilitar chileno Pedro Barrientos, nacionalizado estadounidense, es culpable de tortura y asesinato extrajudicial del artista. El exuniformado deberá pagar una compensación por daños y perjuicios de $28 millones para la familia, según ha determinado el jurado.
El juicio civil comenzó con la demanda que interpuso la viuda, Joan Turner Jara, y las dos hijas de la pareja, Manuela Bunster y Amanda Jara. Fue presentada en 2013 por el Centro de Justicia y Responsabilidad (CJA), con sede en San Francisco y el juicio arrancó el pasado lunes 13 de junio. “Aquí empieza la justicia para todas las familias de Chile que esperan conocer el destino de sus seres queridos”, indicó Turner este lunes afuera de la corte federal en Orlando.
Aunque hace tres años la justicia chilena identificó a Barrientos como autor material del homicidio, no se ha logrado su extradición para que enfrente a los tribunales locales. En 2013, el juez Miguel Vásquez determinó que el artista, uno de los símbolos del Gobierno socialista de Salvador Allende, murió el 16 de septiembre de 1973 a causa de “al menos, 44 impactos de bala”, según la autopsia.
Las pesquisas judiciales indicaron que el hombre que apretó el gatillo fue Barrientos, que era un teniente del Ejército. En esa ocasión, otros siete oficiales en retiro fueron procesados por el asesinato cometido en el Estadio Chile de Santiago, uno de los mayores centros de detención y tortura al comienzo de la dictadura de Pinochet.
Tanto la viuda del cantante como sus dos hijas prestaron testimonio en la corte a cargo del juez Roy Dalton. Luego de conocer la decisión del jurado, después de dos días de deliberaciones, Joan, Amanda y Manuela comenzaron a llorar de alegría y se abrazaron con sus representantes legales. Para su abogada Catherine Roberts, “el veredicto supone un mensaje no solo a otros perpetradores, sino también al Gobierno de Estados Unidos para que agilice la extradición a Chile de Barrientos”.
Radicado desde la década de los noventa en la ciudad de Deltona, Florida, al menos hasta hace un par de años Barrientos se dedicaba a la compra y venta de coches. El exmilitar siempre ha negado su relación con el crimen y durante el juicio tampoco reconoció su culpabilidad.
El testimonio entregado a la justicia en 2009 por José Paredes, que a los 18 años presenció el asesinato mientras realizaba su servicio militar, fue crucial para la investigación en Chile y relaciona directamente a Barrientos con el crimen de Jara. “Lo tenían sentado, tenían unas camillas, esas que son de campaña del Ejército, ahí lo tenían y le daban, le daban y le daban (…) Y Barrientos le dispara… a quemarropa casi”, relató el antiguo recluta a los tribunales chilenos. (I)