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Es evidente que el túnel Guayasamín es una vía a punto de colapsar

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El Municipio de Quito ha planteado una solución vial para afrontar la congestión que se genera en el túnel Guayasamín. Se ha dicho que el cabildo ya cuenta con el financiamiento para la primera etapa de este proyecto y además se plantea su construcción a la par de los trabajos que se realizan para el Metro.

Cabe recordar que para la construcción del Metro hubo algunos problemas de financiamiento, esperemos que para esta solución vial Guayasamín se tenga toda la ingeniería financiera debida, que no suceda lo de Cuenca, en la que el proyecto Tranvía interrumpió la mitad de la ciudad y sigue en construcción. Por ese lado, espero que la ciudad de Quito tenga la capacidad de pagar y endeudarse para culminar rápidamente una obra de ese tamaño, sin tener que paralizarla por falta de pago.

En el aspecto técnico es evidente que el túnel Guayasamín está quedando insuficiente, no da abasto y el problema se va a seguir agravando con el tiempo. Es una vía que está a punto de colapsar. Hay mucha gente que se acumula en el tráfico y a veces son horas de permanecer ahí estacionado. En ese sentido es acertado que la municipalidad tome cartas en el asunto y se plantee esto como una solución.

De lo que se conoce públicamente del proyecto parece una solución adecuada. La opción más segura y más viable a largo plazo es la del puente paralelo al túnel y claro, no se saca nada ampliando la capacidad de ese paso si todo va a parar en el semáforo de la Plaza Argentina. De ahí que se necesita complementar esa plaza y se tiene la propuesta de hacer un paso deprimido que salga a las principales calles de conexión vial. En principio, técnicamente eso debería facilitar la movilidad por esa zona.

Imagen de cómo quedará la obra de solución vial Guayasamín impulsada por el Municipio de Quito. Mundoconstructor

Habría que ver cómo está el cronograma de obras, pero me imagino que los señores del Municipio tomaron en cuenta que también se está trabajando en el intercambiador de la Granados y Eloy Alfaro. Entonces no sería factible congestionar los dos accesos  porque son las dos vías principales para conectar no solo a Quito con Cumbayá, sino a todo el valle. Podría complicarse  la ciudad si se desplaza el tráfico a vías que son muy pequeñas como Guápulo, que no están diseñadas para este tipo de flujos y carga vehicular.

Esperaría que la planificación de ambas obras se haya analizado en su conjunto, de tal forma que los quiteños no nos quedemos atorados sin poder entrar y salir de la ciudad durante este tiempo.

Los 28 meses que dura la construcción de la obra parece un tiempo adecuado, pero dependerá del dinero. Pues cuando no existe el financiamiento, las obras se alargan, se paralizan y acaban siendo interminables y el costo es para el ciudadano. Es una pérdida de tiempo para todos los quiteños. Eso de aguantarte una hora más de lo requerido si tiene costos para la ciudad y para cada uno de los ciudadanos.

El lado positivo es que por 28 meses se tiene gente laborando, no se si a largo plazo esta vía vaya a generar otros beneficios indirectos, pero al menos por este tiempo sí va a generar empleo.

Ahora bien, el barrio Bolaños se opone a la construcción de esta obra alegando un valor histórico y cultural patrimonial. El trazado de carreteras o implantación de proyectos importantes a veces cambia por estos factores. Por ejemplo cuando en Galápagos se estaban instalando los generadores eólicos para brindar electricidad, en el sitio original se determinó que era la ruta de migración de una ave y se tuvo que cambiar todo.

En Quito habrá que sopesar eso, en caso de haber opciones. Hay que tener en cuenta que por la topografía delicada de la ciudad, cualquier cambio al trazado o cualquier cosa que sea innecesaria va a costar bastante dinero. El puente, además, está en la quebrada y esto se reduce a un tema de costo-beneficio.

Imagen del intercambiador de la avenida 6 de Diciembre, de la obra de solución vial Guayasamín impulsada por el Municipio de Quito. Mundoconstructor

Siempre hay cosas que pueden ser acordadas con la comunidad y se tiene que poner en la balanza el beneficio para los cientos de miles de quiteños que utilizan esta ruta, versus el barrio afectado.

En estos proyectos grandes siempre hay gente a favor y gente en contra. En las grandes obras siempre se sospecha donde habrá resistencia y en los proyectos se calcula cuánto va a costar. Un ejemplo de eso fue la construcción de la Ruta Viva donde se destinó una determinada cantidad de dinero para las expropiaciones.

La obra para descongestionar el túnel Guayasamín es muy importante para la ciudad. El Municipio tendrá que hacer una buena negociación para llevarla adelante.

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