La repercusión internacional del referéndum realizado en Inglaterra, el Brexit, la palabra más famosa del mundo; la firma de convenios entre el Gobierno de Colombia y las FARC, en busca de La Paz definitiva; la educación y la homofobia después de los hechos ocurridos a inicios de junio en Orlando; las decisiones municipales sobre la solución vial Guayasamín que llevará 28 meses y su financiamiento… son solo algunos temas que se reflexionan desde la academia.
“El homonacionalismo sirve para identificar cómo ciertos discursos nacionalistas en favor de la homosexualidad lo hacen para posicionarse en contra de la diferencia racial o religiosa. El homonacionalismo construye la tolerancia hacia ciertas formas asimilables de homosexualidad como algo propio de sociedades o culturas “occidentales,” euro-norteamericanas y “civilizadas,” y la homofobia como algo propio de sociedades o culturas “no-occidentales” “de color” y “primitivas”; es decir, la homofilia es blanca, occidental, y judeo-cristiana, mientras que la homofobia es de color, no-occidental, y no-judeo-cristiana (muchas veces musulmana, aunque no exclusivamente). Como consecuencia, la aceptación de la homosexualidad se vuelve cómplice de una intolerancia racial y/o religiosa”, escribe Santiago Castellanos de la Universidad San Francisco de Quito. Son nuevas ideas que aportan a un debate sobre hechos inconcebibles.