El impeachment a Dilma Rousseff, presidenta de Brasil, genera implicaciones democráticas que ameritan un análisis de su impacto en la región. El punto no es tanto la formalidad jurídica a la cual se ha acudido para dar el paso de cesar en el poder a la Mandataria y cuidar todos los procedimientos para que la acción no sea impugnada o confrontada por quienes votaron en contra. El punto está en distinguir la base de las acciones políticas de los senadores que votaron por separar a Rouseff de su cargo por 180 días.
Desde esa perspectiva ¿qué efectos en el ámbito internacional tiene lo ocurrido? Primero: debilitar a un país grande que desde hace tiempo estaba ya en proceso de convertirse en un centro geopolítico de poder hemisférico, con visiones más allá de América del Sur, con un horizonte puesto en África y Asia para crear un vínculo más fuerte en una lógica de cooperación Sur-Sur.
Esta ruptura genera una debilidad política, que no se da en los otros países emergentes, pero también suscita una crisis de visión política para la región, de cara a una época en que los sistemas de gobierno estaban bastante alineados. Hay sin duda un desequilibrio pues la región se queda sin una cabeza visible que sustente una estructura política común para Argentina, Bolivia, Venezuela, Ecuador…
Pensar que la región va a defender el hecho de que en Brasil se ha respetado un procedimiento institucional supone una visión funcionalista. En el caso ecuatoriano, por ejemplo, Rafael Correa también respeta las formas y no por eso la base de su toma de decisiones es la mejor. Por ello, en esta lógica, se da visos de legitimidad a bases que no necesariamente son correctas. Porque en el fondo de lo actuado está el desvincular a una figura elegida por 54 millones de personas.
¿La separación de Rousseff representa el fin de ciclo político en América del Sur? Pudiera ser, aunque no estoy muy seguro de aquello. Porque si los nuevos actores toman decisiones duras en un momento de crisis, pudiera ser que los viejos actores vuelvan a tener prestancia. No hay que descartar a futuro la situación de Lula…